Mi día empieza con un café mocha y sigue con un mocasín

Mi día empieza con un café mocha y sigue con un mocasín

Dicen que a lo largo de una vida, uno siempre va creando rutinas. Como por ejemplo coger siempre los mismos atajos o seguir con los mismos horarios.

Dicen también que lo estable,  por ley, se mantiene, y que si nosotros no cambiamos algo las cosas no van a cambiar.

Dicen.

Pero a mí también me pasa.

Como bien os pongo en el título, mi día empieza con un café Mocha y sigue con un mocasín. Y me gusta que así sea.

clasico azul

Por ello, lo mantengo estable.

 

De todas formas, esa es una de las pocas cosas que mantengo estables en mi vida. No es que sea una desequilibrada, es que soy una mujer retadora, aventurera, soñadora y sobre todo luchadora.

Hay mujeres – y personas en general- que llevan vidas conformistas y estables. Y a mí, a mí esas vidas me dan miedo. Porque no huelen a emoción y adrenalina.  Y una vida sin adrenalina, es un error.

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¡Ojo! No os estoy pidiendo que os cojáis una mochila y os vayáis a vivir al monte. Hay todo tipo de aventuras. En una en la que todavía no me he sumergido es en la de ser madre. Pero seguro que tras la pantalla hay mujeres que podrían hablarme de esta aventura, mientras se les pone la piel de gallina y los ojos brillantes.

El caso es que gracias a las aventuras, y las emociones que estas nos traen, nos sentimos vivos. Y pocas cosas hay mejores que esa.

Hace un par de días, desbloquee el móvil y llamé a una amiga. No me había dicho ni “hola” y yo ya estaba bombardeándole con mis dudas existenciales, problemas e incertidumbres… Tras 30 minutos de monologo, me pidió que me callase. Flipé un poco, pero obedecí. Fue entonces cuando lo dijo….

Dime, ¿qué harías si supieras que no vas a fallar?

Visto así, lo tenía claro. Lanzarme a la piscina. Comenzar con nuevos retos. Y lo vi claro. Lo vi muy muy claro.

Fallar no es importante. Para nada. Todos hemos fallado alguna vez, y por mucho que lo evitemos, volveremos a hacerlo. Así que… ¿por qué no atreverse un poco más?

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Yo lo he hecho. Y gracias a ello ahora tengo la oportunidad de estar escribiendo para todos vosotros- y unos mocasines rojo Ferrari de los que estoy enamorada.

Quizá sea cierto que en el zapato va la personalidad.