De nuestras manos a tus pies

De nuestras manos a tus pies

Lo notáis ¿verdad? Porque puede llegar a sentirse.

Esa magia, ese calor.

Dejadme poneros en situación; ese momento exacto en el que tocan el timbre, y como por intuición – femenina o no- sabes quién es. El mensajero.

Abres la puerta y verificas que tu intuición estaba en lo cierto. Ahí está, parado en la puerta de casa. Misma ropa, mismo boli, misma sonrisa.  Trae ese paquete que llevas dos días esperando.

Esos dos días, han tardado cosa de un mes en pasar, el tiempo es así, caprichoso. El tiempo pasa lento cuando sueñas con unos mocasines, ya sean de mujer o de hombre.

Le devuelves la sonrisa al señor de Correos, y cierras la puerta sin apartar la vista del paquete. Entras, seguramente a la cocina o al salón. Coges unas tijeras y cortas ese celo que te separa de tus queridos mocasines hechos en España.

Te quitas las chancletas, los calcetines, las zapatillas de casa o lo que sea que lleves en ese momento puesto. Abres la caja con delicadeza y sacas el mocasín. Al principio solo sacas uno. Siempre.

Lo miras, es tal y como te lo imaginabas o incluso un poquito mejor. Es lo que tienen los materiales de calidad. Lo tocas. No como cuando tocas algo para verificar si está seco o húmedo, es más bien una caricia. Como la que se le regala a un perro o un gato.

Ha llegado el momento, la hora de la verdad. El sí o el no. Dejas el zapato en el suelo. Tomas aire, y poquito a poco vas introduciendo tu pie al mocasín. A mí me gusta llamarlo el momento cenicienta. ¿Encajará?

Y sí, la respuesta es positiva, entra perfectamente. Porque lo pediste un poquito más holgado y así ha sido. Corres hasta el espejo más cercano y una vez ahí, empieza el pase de modelos. ¿Por qué no?

Tras ese pase de modelos, o ese baile, llega el fin del proceso. Todo ha terminado. C’est fini.

Ahora empieza una nueva vida para ti  y tus mocasines. Estamos encantados de que eso pase, porque nosotros ya hemos terminado nuestra parte.

Y no se ve todo… porque tu historia comienza cuando ves a ese portero o cuando le das al botón de comprar  en la página web; pero detrás hay personas eligiendo materiales, creando diseños, haciendo mocasines, echándoles fotos y subiéndolas a la página web.  Y allí, una vez allí, eres tú la que elige  tu nuevo par de mocasines.

Esa magia, ese calor,… se siente. Incluso llegaría a decía que es casi palpable. Es así como llevamos la magia de nuestras manos a tus pies…

 

¿la sientes?

www.tallermocasin.com

Haizea de Pedro

Redactora creativa

Haizea@tallermocasin.com